Hechos 25.
01 Tres días después de llegar a la provincia,
Festo subió de Cesárea a Jerusalén.
02 Entonces los Jefes de los falsos Sacerdotes
Saduceos y los dirigentes de los Judíos de la Yeshiva (Escuela Superior) del Rabino Shamai presentaron sus acusaciones contra el
Rabino Shaulo.
03 Insistentemente le pidieron a Festo que les
hiciera el favor de trasladar al Rabino Shaulo a Jerusalén. Lo cierto es que
ellos estaban preparando una emboscada para matarlo en el camino.
04 Festo respondió: «Shaulo ciudadano romano,
está preso en Cesárea, y yo mismo como representante del Senado romano partiré
en breve para allá.
05 Que vayan conmigo algunos de los dirigentes
de ustedes y formulen allí sus acusaciones contra él, si es que ha hecho algo
malo contra Roma.»
06 Después de pasar entre los lideres Judíos
unos ocho o diez días, Festo bajó a Cesárea, y al día siguiente convocó al
tribunal romano y mandó que le trajeran al Rabino Shaulo.
07 Cuando éste se presentó, los Judíos que
habían bajado de Jerusalén lo rodearon, formulando contra él muchas acusaciones
graves que no podían probar.
08 El Rabino Shaulo se defendía: No he
cometido ninguna falta, ni contra la Ley de los Lideres Judíos ni contra el
Templo de Jerusalén ni contra el emperador romano.
09 Pero Festo, queriendo congraciarse con los
falsos lideres Judíos, le preguntó: ¿Estás dispuesto a subir a Jerusalén para
ser juzgado allí ante mí?
10 El Rabino Shaulo contestó: Ya estoy ante el
tribunal del emperador romano, que es donde se me debe juzgar ya que soy
ciudadano romano. No les he hecho ningún agravio a los líderes Judíos, como
usted sabe muy bien.
11 Si soy culpable de haber hecho algo que
merezca la muerte, no me niego a morir. Pero si no son ciertas las acusaciones
que estos líderes Judíos de Judea formulan contra mí, nadie tiene el derecho de
entregarme a ellos para complacerlos. ¡Como ciudadano romano, Apelo al
emperador en Roma!
12 Después de consultar con sus asesores
jurídicos romanos, Festo declaró: Has apelado al emperador en Roma. ¡Al
emperador irás!
13 Pasados algunos días, el rey Agripa y
Berenice llegaron a Cesárea para saludar a Festo.
14 Como se entretuvieron allí varios días,
Festo le presentó al falso rey el caso del Rabino Shaulo. Hay aquí un hombre le
dijo que Félix dejó preso.
15 Cuando fui a Jerusalén, los Jefes de los
Sacerdotes Saduceos y los ancianos del Tribunal de los Judíos del Rabino Shamai
presentaron acusaciones contra él y exigieron que se le condenara.
16 Les respondí que no es costumbre de los
romanos entregar a ninguna persona sin antes concederle al acusado un careo con
sus acusadores, y darle la oportunidad de defenderse de los cargos.
17 Cuando acudieron a mí, no dilaté el caso,
sino que convoqué al tribunal el día siguiente y mandé traer a este hombre.
18 Al levantarse para hablar, sus acusadores
no alegaron en su contra ninguno de los delitos graves contra el Imperio que yo
había supuesto.
19 Más bien, tenían contra él algunas
cuestiones tocantes a su propia religión y sobre un tal Yeshua, ya muerto, que
Shaulo sostiene que está vivo.
20 Yo no sabía cómo investigar tales
cuestiones, así que le pregunté si estaba dispuesto a ir a Jerusalén para ser
juzgado allí con respecto a esos cargos.
21 Pero Shaulo como ciudadano romano
apeló para que se le reservara el fallo al emperador en Roma, ordené que
quedara detenido hasta ser remitido a Roma.
22 A mí también me gustaría oír a ese hombre
le dijo Agripa a Festo. Pues mañana mismo lo oirá usted le contestó Festo.
23 Al día siguiente Agripa y Berenice se
presentaron con gran pompa, y entraron en la sala de la audiencia acompañados
por oficiales de alto rango y por las personalidades más distinguidas de la
ciudad. Festo mandó que le trajeran a Shaulo,
24 y dijo: Rey Agripa y todos los presentes:
Aquí tienen a este hombre. Todo el pueblo Judío en sus líderes me ha presentado
una demanda contra él, tanto en Jerusalén como aquí en Cesárea, pidiendo a
gritos su muerte.
25 He llegado a la conclusión de que él no ha
hecho nada contra el Imperio que merezca la muerte, pero como apeló al emperador en Roma ya que él
es ciudadano romano, he decidido enviarlo a Roma.
26 El problema es que no tengo definido nada
que escribir al soberano acerca de él. Por eso lo he hecho comparecer ante
ustedes, y especialmente delante de usted, rey Agripa, para que como resultado
de esta investigación tenga yo algunos datos para mi carta;
27 me parece absurdo enviar un preso sin
especificar los cargos graves contra él.
Hechos 26.
01 Entonces Agripa le dijo al Rabino Shaulo:
Como ciudadano romano tienes permiso para defenderte. El Rabino Shaulo hizo un ademán con la mano y comenzó así su
defensa:
02 Rey Agripa, para mí es un privilegio
presentarme hoy ante usted para defenderme de las acusaciones de los Judíos de
la Yeshiva (Escuela Superior) del Rabino Shamai y de
los Rabinos de la Yeshiva (Escuela Superior)
del Rabino Tzadok (Sadoc) o sea los Rabinos Saduceos de Jerusalén,
03 sobre todo porque usted está bien informado
de todas las tradiciones y debates de los Judíos. Por eso le ruego que me
escuche con paciencia.
04 »Todos los Judíos saben cómo he vivido
desde que era niño, desde mi edad temprana entre mi gente y también en
Jerusalén.
05 Ellos me conocen desde hace mucho tiempo y
pueden atestiguar, si quieren, que viví como fariseo de la Yeshiva (Escuela Superior) del Rabino Shamai, de acuerdo con la secta más estricta
de nuestra religión.
06 Y ahora me juzgan por la esperanza que
tengo en la promesa que Adonai nuestro Dios hizo a nuestros antepasados.
07 Ésta es la promesa que nuestras doce Tribus
esperan alcanzar rindiendo culto a nuestro Dios Adonai con diligencia día y
noche. Es por esta esperanza, oh rey, por lo que me acusan los Judíos del Rabino Shamai
de Jerusalén.
08 ¿Por qué les parece a ustedes increíble que
nuestro Dios Adonai resucite a los muertos?
09 »Pues bien, yo mismo estaba convencido de
que debía hacer todo lo posible por combatir el nombre de esa Yeshiva (Escuela Superior Mesiánica) de ese Rabino de
nombre Yeshua de Natzaret.
10 Eso es precisamente lo que hice en
Jerusalén. Con la autoridad Rabínica de los Jefes de los Sacerdotes Saduceos
metí en la cárcel a muchos de los santos, y cuando los mataban según ellos
interpretaban la Ley Judía, yo manifestaba mi aprobación.
11 Muchas veces anduve de Bet Hamidrash (Casa de Estudio) en Bet Hamidrash (Casa de Estudio) castigándolos para obligarlos a
blasfemar. Mi obsesión contra ellos me llevaba al extremo de perseguirlos
incluso en ciudades del extranjero.
12 »En uno de esos viajes iba yo hacia Damasco
con la autoridad Rabínica y la comisión de los Jefes de los Sacerdotes
Saduceos.
13 A eso del mediodía, oh rey, mientras iba
por el camino, vi una luz del cielo, más refulgente que el sol, que con su
resplandor nos envolvió a mí y a mis acompañantes.
14 Todos caímos al suelo, y yo oí una voz que
me decía en Hebreo: "Shaulo, Shaulo, ¿por qué me persigues? ¿Qué sacas con
darte cabezazos contra la pared?"
15 Entonces pregunté: "¿Quién eres,
Señor?" "Yo soy el Rabino Yeshua, a quien tú persigues me contestó el
Señor.
16 Ahora, ponte en pie y escúchame. Me he
aparecido a ti con el fin de designarte siervo y testigo de lo que has visto de
mí y de lo que te voy a revelar.
17 Te libraré del peligro que corres en tu
propio Pueblo y de los Goyim
(gentiles paganos). Te envío a éstos
18 para que les abras los ojos y se conviertan
de las tinieblas a la luz de la Enseñanza de Israel, y del poder del Satán a
Adonai, a fin de que, por la fe en mí Enseñanza, reciban el perdón de los
pecados y la herencia entre los santificados de Israel."
19 »Así que, rey Agripa, no fui desobediente a
esa visión celestial.
20 Al contrario, comenzando con los que
estaban en Damasco, después de haber Estudiado 3 años en la Yeshiva (Escuela Superior Mesiánica) de Arabia con
el Rabino Judío - Mesiánico Sostenes y siguiendo con los que estaban en
Jerusalén y en toda Judea, y luego con los Goyim
(gentiles paganos), a todos les prediqué que se arrepintieran y se convirtieran
a nuestro Dios Adonai, y que demostraran su arrepentimiento con sus buenas
obras.
21 Sólo por eso los líderes Judíos de
Jerusalén me prendieron en el Templo y trataron de matarme.
22 Pero Hashem
(El Misericordioso) me ha ayudado hasta hoy, y así me mantengo firme,
testificando a grandes y pequeños. No he dicho sino lo que los Profetas y Moshe
ya dijeron que sucedería:
23 que el Mesías padecería y que, siendo el
primero en resucitar, proclamaría la luz de la Enseñanza de la Tora a su propio Pueblo Israel y
a todos los Guerim (No Judíos).
24 Al llegar el Rabino Shaulo a este punto de
su defensa, Festo interrumpió. ¡Estás loco, Rabino Shaulo! le gritó. El mucho estudio
de la Tanaj (Sagrada Escritura) te
ha hecho perder la cabeza.
25 No estoy loco, excelentísimo Festo contestó
el Rabino Shaulo. Lo que digo es cierto y sensato.
26 El rey está familiarizado con estas cosas,
y por eso hablo ante él con tanto atrevimiento. Estoy convencido de que nada de
esto ignora, porque no sucedió en un rincón lejano del País.
27 Rey Agripa, ¿cree usted en los profetas? ¡A
mí me consta que sí!
28 Un poco más y me convences a hacerme de la
secta Natzarena le dijo Agripa.
29 Sea por poco o por mucho le replicó el
Rabino Shaulo, le pido a Adonai Dios que no sólo usted, sino también todos los
que me están escuchando hoy, lleguen a ser como yo, aunque sin estas cadenas.
30 Se levantó el rey, y también el gobernador,
Berenice y los que estaban sentados con ellos.
31 Al retirarse, decían entre sí: Este Rabino dentro de su Pueblo no ha hecho nada que merezca la muerte ni la cárcel.
32 Y Agripa le dijo a Festo: Se podría poner
en libertad a este hombre si no hubiera apelado al emperador en Roma.
Hechos 27.
01 Cuando se decidió que navegáramos rumbo a
Italia, entregaron al Rabino Shaulo y a algunos otros presos a un centurión
llamado Julio, que pertenecía al batallón imperial.
02 Subimos a bordo de un barco, con matrícula
de Adramitio, que estaba a punto de zarpar hacia los puertos de la provincia de
Asia, y nos hicimos a la mar. Nos acompañaba Aristarco, un macedonio de
Tesalónica.
03 Al día siguiente hicimos escala en Sidón; y
Julio el Centurión, con mucha amabilidad y ya que sabía que era ciudadano
romano, le permitió al Rabino Shaulo visitar a sus amigos para que lo
atendieran.
04 Desde Sidón zarpamos y navegamos al abrigo
de Chipre, porque los vientos nos eran contrarios.
05 Después de atravesar el mar frente a las
costas de Cilicia y Panfilia, arribamos a Mira de Licia.
06 Allí el centurión encontró un barco de
Alejandría que iba para Italia, y nos hizo subir a bordo.
07 Durante muchos días la navegación fue
lenta, y a duras penas llegamos frente a Gnido. Como el viento nos era
desfavorable para seguir el rumbo trazado, navegamos al amparo de Creta, frente
a Salmona.
08 Seguimos con dificultad a lo largo de la
costa y llegamos a un lugar llamado Buenos Puertos, cerca de la ciudad de
Lasea.
09 Se había perdido mucho tiempo, y era
peligrosa la navegación por haber pasado ya la Fiesta del Yom Kipur (Día del Perdón) que es la del ayuno. Así que el Rabino
Shaulo les advirtió:
10 «Señores, veo que nuestro viaje va a ser
desastroso y que va a causar mucho perjuicio tanto para el barco y su carga
como para nuestras propias vidas.»
11 Pero el centurión, en vez de hacerle caso,
siguió el consejo del timonel y del dueño del barco y siguieron navegando.
12 Como el puerto no era adecuado para
invernar ya que iban de puerto en puerto descansando del viaje y subiendo y
bajando mercancía, la mayoría decidió que debíamos seguir adelante, con la
esperanza de llegar a Fenice, puerto de Creta que da al suroeste y al noroeste,
y pasar allí el invierno y la Fiesta de Januca.
13 Cuando comenzó a soplar un viento suave del
sur, creyeron que podían conseguir lo que querían, así que levaron anclas y
navegaron junto a la costa de Creta.
14 Poco después se nos vino encima un viento
huracanado, llamado Nordeste, que venía desde la isla.
15 El barco quedó atrapado por la tempestad y
no podía hacerle frente al viento, así que nos dejamos llevar a la deriva.
16 Mientras pasábamos al abrigo de un islote
llamado Cauda, a duras penas pudimos sujetar el bote salvavidas.
17 Después de subirlo a bordo, amarraron con
sogas todo el casco del barco para reforzarlo. Temiendo que fueran a encallar
en los bancos de arena de la Sirte, echaron el ancla flotante y dejaron el
barco a la deriva.
18 Al día siguiente, dado que la tempestad
seguía arremetiendo con mucha fuerza contra nosotros, comenzaron a arrojar la
carga por la borda.
19 Al tercer día, con sus propias manos
arrojaron al mar los aparejos del barco.
20 Como pasaron muchos días sin que
aparecieran ni el sol ni las estrellas, y la tempestad seguía arreciando,
perdimos al fin toda esperanza de salvarnos.
21 Llevábamos ya mucho tiempo sin comer, así
que el Rabino Shaulo se puso en medio de todos y dijo: «Señores, debían haber
seguido mi consejo y no haber zarpado de Creta; así se habrían ahorrado este
perjuicio y esta pérdida.
22 Pero ahora los exhorto a cobrar ánimo,
porque ninguno de ustedes perderá la vida; sólo se perderá el barco.
23 Anoche se me apareció un ángel de Adonai a
quien pertenezco y a quien sirvo,
24 y me dijo: "No tengas miedo, Shaulo.
Tienes que comparecer ante el emperador; y Adonai te ha concedido la vida de
todos los que navegan contigo."
25 Así que ¡ánimo, señores! Confío en Adonai
que sucederá tal y como se me dijo.
26 Sin embargo, tenemos que encallar en alguna
isla.»
27 Ya habíamos pasado catorce noches a la
deriva por el mar Adriático, cuando a eso de la medianoche los marineros
presintieron que se aproximaban a tierra.
28 Echaron la sonda y encontraron que el agua
tenía unos treinta y siete metros de profundidad. Más adelante volvieron a
echar la sonda y encontraron que tenía cerca de veintisiete metros de
profundidad.
29 Temiendo que fuéramos a estrellarnos contra
las rocas, echaron cuatro anclas por la popa y se pusieron a rogar que
amaneciera.
30 En un intento por escapar del barco, los
marineros comenzaron a bajar el bote salvavidas al mar, con el pretexto de que
iban a echar algunas anclas desde la proa.
31 Pero el Rabino Shaulo les advirtió al
centurión y a los soldados: «Si ésos no se quedan en el barco, no podrán
salvarse ustedes.»
32 Así que los soldados cortaron las amarras
del bote salvavidas y lo dejaron caer al agua.
33 Estaba a punto de amanecer cuando el Rabino
Shaulo animó a todos a tomar alimento: «Hoy hace ya catorce días que ustedes
están con la vida en un hilo, y siguen sin probar bocado.
34 Les ruego que coman algo, pues lo necesitan
para sobrevivir. Ninguno de ustedes perderá ni un solo cabello de la cabeza.»
35 Dicho esto, tomó pan y e hizo la Bendición
por la comida y dio gracias a Adonai delante de todos. Luego lo partió y
comenzó a comer.
36 Todos se animaron y también comieron.
37 Éramos en total doscientas setenta y seis
personas en el barco.
38 Una vez satisfechos, aligeraron el barco
echando el trigo al mar.
39 Cuando amaneció, no reconocieron la tierra,
pero vieron una bahía que tenía playa, donde decidieron encallar el barco a
como diera lugar.
40 Cortaron las anclas y las dejaron caer en
el mar, desatando a la vez las amarras de los timones. Luego izaron a favor del
viento la vela de proa y se dirigieron a la playa.
41 Pero el barco fue a dar en un banco de
arena y encalló. La proa se encajó en el fondo y quedó varada, mientras la popa
se hacía pedazos al embate de las olas.
42 Los soldados pensaron matar a los presos
para que ninguno escapara a nado.
43 Pero el centurión quería salvarle la vida
al Rabino Shaulo ya que sabía que él era ciudadano romano, y les impidió llevar
a cabo el plan. Dio orden de que los que pudieran nadar saltaran primero por la
borda para llegar a tierra,
44 y de que los demás salieran valiéndose de
tablas o de restos del barco. De esta manera todos llegamos sanos y salvos a
tierra.
Hechos 28.
01 Una vez a salvo, nos enteramos de que la
isla se llamaba Malta.
02 Los isleños nos trataron con toda clase de
atenciones. Encendieron una fogata y nos invitaron a acercarnos, porque estaba
lloviendo y hacía frío pues era invierno.
03 Sucedió que el Rabino Shaulo recogió un
montón de leña y la estaba echando al fuego, cuando una víbora que huía del
calor se le prendió en la mano con una mordida.
04 Al ver la serpiente colgada de la mano del
Rabino Shaulo, los isleños se pusieron a comentar entre sí: «Sin duda este
hombre es un asesino, pues aunque se salvó del mar, la justicia divina no va a
consentir que siga con vida.» Estos isleños conocían perfectamente la 7 Leyes
Universales de Noaj (Noé) las cuales en sus dichos dicen, “si el hombre no te
Juzga, entonces lo hará Dios”.
05 Pero el Rabino Shaulo sacudió la mano y la
serpiente cayó en el fuego, y él no sufrió ningún daño, ya que Adonai mando a
su Ángel Rafael para curar la herida del Rabino Shaulo.
06 La gente esperaba que se hinchara o cayera
muerto de repente, pero después de esperar un buen rato y de ver que nada extraño
le sucedía, cambiaron de parecer y decían que era un dios pues en su
pensamiento griego creen que los dioses bajan a la tierra.
07 Cerca de allí había una finca que
pertenecía a Publio, el funcionario principal romano de la isla. Éste nos
recibió en su casa con amabilidad y nos hospedó durante tres días pues supo que
el Rabino Shaulo era ciudadano romano.
08 El padre de Publio estaba en cama, enfermo
con fiebre y disentería. El Rabino Shaulo entró a verlo y, después de orar
hacia Jerusalén, le impuso las manos y lo sanó como un Baal Shem Tov (Hombre del Buen Nombre de Dios).
09 Como consecuencia de esto, los demás
enfermos de la isla también acudían y eran sanados.
10 Nos colmaron de muchas atenciones y nos
proveyeron de todo lo necesario para el viaje.
11 Al cabo de tres meses en la isla y pasado
el invierno, zarpamos en un barco que había invernado allí. Era una nave de
Alejandría que tenía por insignia a los dioses Dióscuros.
12 Hicimos escala en Siracusa, donde nos
quedamos tres días.
13 Desde allí navegamos bordeando la costa y
llegamos a Regio. Al día siguiente se levantó el viento del sur, y al segundo
día llegamos a Poteoli.
14 Allí encontramos a algunos creyentes en
Adonai y en su Rabino y Mesías Yeshua que nos invitaron a pasar una semana con
ellos. Y por fin llegamos a Roma.
15 Los hermanos Judíos y Guerim (No Judíos) de Roma que habían aprendido la Yeshiva (Escuela Superior) del Rabino Yeshua de
aquellos Judíos romanos que habían asistido a la Fiesta del Shavuot (Semanas) en aquel año 3789 de la Creación de Adam (ver Hechos:2.10), y habiéndose enterado de
nuestra situación, salieron hasta el Foro de Apio y Tres Tabernas a recibirnos.
Al verlos, el Rabino Shaulo dio gracias a Adonai viendo hacia Jerusalén y cobró
ánimo.
16 Cuando llegamos a Roma, al Rabino Shaulo
como ciudadano romano se le permitió
tener su domicilio particular, con un soldado que lo custodiara.
17 Tres días más tarde, el Rabino Shaulo
convocó a los dirigentes de los Judíos de la Yeshiva (Escuela Superior) del Rabino Hilel que todavía no creía que el Rabino Yeshua
fuera el Mesías. Cuando estuvieron reunidos, les dijo: A mí, hermanos, a pesar
de no haber hecho nada contra mi Pueblo ni contra las Costumbres de nuestros
antepasados, me arrestaron en Jerusalén y me entregaron a los romanos.
18 Éstos me interrogaron y quisieron soltarme
por no ser yo culpable de ningún delito contra el Imperio que mereciera la muerte.
19 Cuando los falsos Lideres Judíos de Judea se
opusieron, me vi obligado a apelar al emperador romano, pero no porque tuviera
alguna acusación que presentar contra mi Nación.
20 Por este motivo he pedido verlos y hablar
con ustedes. Precisamente por la esperanza de Israel que en la pronta llegada
del Rabino y Mesías Yeshua estoy encadenado.
21 Nosotros no hemos recibido ninguna carta de
Judea que tenga que ver contigo le contestaron ellos, los Rabinos de Roma , ni
ha llegado ninguno de los hermanos de allá con malos informes o que haya
hablado mal de ti.
22 Pero queremos oír tu punto de vista, porque
lo único que sabemos es que en todas partes se habla por los Rabinos de Shamai
y los Rabinos Saduceos en contra de esa secta Ha Derej (del Camino) ó Natzarena, y que en las partes griegas fue
llamada Cristiana por los griegos.
23 Señalaron un día para reunirse con el
Rabino Shaulo, y acudieron en mayor número a la casa donde estaba alojado.
Desde la mañana hasta la tarde estuvo explicándoles y testificándoles acerca
del reino de Adonai y tratando de convencerlos respecto al Rabino y Mesías
Sufriente Yeshua, partiendo de la Tora de Moshe y de los Profetas.
24 Unos Judíos de Roma se convencieron por lo
que él decía, pero otros se negaron a creer.
25 No pudieron ponerse de acuerdo entre sí, y
comenzaron a irse cuando el Rabino Shaulo añadió esta última declaración: «Con
razón el Espíritu Santo les habló a sus antepasados por medio del profeta
Isaías diciendo:
26 »"Ve a este Pueblo y dile: ‘Por mucho
que oigan, no entenderán; por mucho que vean, no percibirán.’ 27 Porque el
corazón de este Pueblo se ha vuelto insensible; se les han embotado los oídos,
y se les han oirían con los oídos, entenderían con el corazón y se
convertirían, y yo los sanaría." 28
»Por tanto, quiero que sepan que esta salvación de Adonai se ha enviado a los Guerim (No Judíos), y ellos sí
escucharán.»
30 Durante dos años completos permaneció el
Rabino Shaulo en la casa que tenía alquilada, y recibía a todos los que iban a
verlo.
31 Y predicaba el reino de Adonai y enseñaba
acerca del Señor y Rabino Yeshua el Mesías Sufriente y sin impedimento y sin
temor alguno en Roma como ciudadano romano que es, Enseñando el Judaísmo
Mesiánico a todos los Guerim (No
Judíos) y Judíos por igual.
¡¡Jazak!!
(¡¡Esfuérzate!!)
Bibliografía:
- El
Mesías y el Judaísmo. Por: Biniamin S. Hamburguer.
- Shulján
Aruj. Por: Rab.
Yosef Caro.
- La
Experiencia Judía del Eterno. Por: Adam A. Winston.
- La
Sabiduría del Rey Salomón. Por: Rab. Yaakov Israel Hopkowittz.
- Jerusalén
de Oro. Por: Editorial
Jerusalem de México.
- Y
nada me faltara. Por: Rab. Ezriel
Tauber.
- El
Camino de los Justos. Por: Rab. Yonah Michael Elnathan.
- Tierra
Santa. Por: Editorial Diana.
- El
Midrash Dice. Por: Rab. Moshe
Weissman.
- Raíces
Hebreas del Cristianismo.
Por: Rab. Dan Ben Abraham.
- Y
la Ley Dice… Por: Isaac Sitton Sutton.
- Kol
Israel. Por: Luis Mauricio
Figueroa.
- Código
Real Galileo. Por: Rab. Dan Ben
Abraham.
- El
Libro de Dios… La Tora. Por: Jaime Barylco.
-
Parashat Shem Tob. Por: Editorial Shem
Tob.
- Enciclopedia
Judía. Por: Erna C.
Schelesinger.
- Avraham
Avinu. Por: Rab.
Avrohom Zev Miller.
- Mashiaj. Por: Jaim Kramer.
- Judaísmo
del A a la Z. Por: Rab. Yaakov R.
- Comentario de El
Talmud. Por: Rab. Iser
Guinzburg.
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