jueves, 16 de mayo de 2013

Midrash (Interpretación) del Libro de Ester 1.


Ester 1 (Isther 1).

Destitución de la reina Vashti.

El rey Ajashverosh sobrino del Rey Darío de Persa, que reinó sobre ciento veintisiete provincias que se extendían desde la India hasta Kush, 

estableció su trono real en la ciudadela de Shushan.

En el tercer año de su reinado ofreció un banquete para todos sus funcionarios y servidores ya que también cumplía 3 años de casado, al que asistieron los jefes militares de Persia y Media, y los magistrados y los gobernadores de las provincias, 

y durante ciento ochenta días les mostró la enorme riqueza de su reino, una de esas riquezas era la Ropa Sacerdotal del Sumo Sacerdocio del Templo de Jerusalén y la esplendorosa gloria de su majestad.

Pasado este tiempo, el rey Ajashverosh ofreció otro banquete, que duró siete días, para todos los que se encontraban en la ciudadela de Shushan, tanto los más importantes como los de menor importancia. Este banquete tuvo lugar en el jardín interior de su palacio, 

el cual lucía cortinas blancas y azules, sostenidas por cordones de lino blanco y tela púrpura, los cuales pasaban por anillos de plata sujetos a columnas de mármol. También había sofás de oro y plata sobre un piso de mosaicos de pórfido, mármol, madreperla y otras piedras preciosas. 

En copas de oro de las más variadas formas se servía el vino real, el cual corría a raudales, como era de esperarse del rey. 

Todos los invitados podían beber cuanto quisieran, pues los camareros habían recibido instrucciones del rey de servir a cada uno lo que deseara.

La reina Vashti hija del rey Belsasar nieta del rey Nabucodonosor, que también había sido prisionera de guerra, por su parte, ofreció también un banquete para las mujeres en el palacio del rey Ajashverosh.

10 Al séptimo día, como a causa del vino el rey Ajashverosh estaba muy alegre, les ordenó a los siete eunucos que le servían Meumán, Biztá, Jarboná, Bigtá, Abagtá, Zetar y Carcás

11 que llevaran a su presencia a la reina Vashti, ceñida con la corona real, a fin de exhibir su belleza ante los pueblos y sus dignatarios, pues realmente era muy hermosa. 

12 Pero cuando los eunucos le comunicaron la orden del rey, la reina Vashti se negó a ir. Esto contrarió mucho al rey, y se enfureció.

13 De inmediato el rey consultó a los sabios abogados conocedores de leyes, porque era costumbre que en cuestiones de ley y justicia de Persia el rey consultara a los abogados expertos. 

14 Los más allegados a él eran: Carsena, Setar, Admata, Tarsis, Meres, Marsená y Memucán, los siete funcionarios de Persia y Media que tenían acceso especial a la presencia del rey y ocupaban los puestos más altos en el reino.

15 Según la ley de Persia, ¿qué se debe hacer con la reina Vashti por haber desobedecido la orden del rey transmitida por los eunucos? preguntó el rey.

16 En presencia del rey y de los funcionarios, el abogado Memucán respondió: La reina Vashti no sólo ha ofendido a Su Majestad, sino también a todos los funcionarios y a todos los pueblos de todas las 127 provincias del reino. 

17 Porque todas las mujeres se enterarán de la conducta de la reina, y esto hará que desprecien a sus esposos, pues dirán: “El rey Ajashverosh mandó que la reina Vashti se presentara ante él, pero ella no fue.” 

18 El día en que las mujeres de la nobleza de Persia y de Media se enteren de la conducta de la reina, les responderán de la misma manera a todos los dignatarios de Su Majestad. ¡Entonces no habrá fin al desprecio y a la discordia!

19 »Por lo tanto, si le parece bien a Su Majestad, emita un decreto real, el cual se inscribirá con carácter irrevocable en las leyes de Persia y Media: que Vashti nunca vuelva a presentarse ante Su Majestad, y que el título de reina se lo otorgue a otra mejor que ella y que sea condenada a morir por el desprecio que le hizo a su majestad. 

20 Así, cuando el edicto real se dé a conocer por todo su inmenso reino, todas las mujeres respetarán a sus esposos, desde los más importantes hasta los menos importantes.

21 Al rey y a sus funcionarios abogados les pareció bien ese consejo, de modo que el rey hizo lo que había propuesto el abogado Memucán: 

22 envió cartas por todo el reino, a cada provincia en su propia escritura y a cada pueblo en su propio idioma, proclamando en la lengua de cada pueblo que todo hombre debe ejercer autoridad sobre su familia.

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