BERESHIT (Génesis)
PARASHA
BERESHIT.
COMENTADA.
CAPÍTULO
1.
Más
allá de cualquier otra consideración, la Torá es fundamentalmente el Libro que
le revela al hombre la Voluntad de Hashem, qué debe hacer y cómo debe hacerlo.
Era de esperar, entonces, que Hashem comenzara la Torá con la especificación de
algún precepto, por ejemplo el precepto de establecer y calcular el calendario,
que fue el primer precepto que se ordenara a los israelitas como nación
constituida. ¿Y por qué entonces comienza con la historia de la creación? Para
resaltar el rol de Hashem como Amo del universo. Hashem creó el mundo y
distribuyó las tierras a los diferentes pueblos a Su voluntad, para que ninguna
nación pudiese discutir el derecho de los israelitas a habitar en su propia
tierra, la Tierra de Israel, que Hashem les entregó como su propiedad eterna.
La Creación – Primer Día.
1 En el
principio de la creación, al crear Elokim el cielo y la tierra
2 cuando la
tierra estaba caótica y desolada, con la oscuridad cubriendo la superficie del
abismo y el Espíritu de Elokim cerniéndose sobre la superficie de las aguas
3 dijo
Elokim: “Haya luz”, y hubo luz. (Ya
desde su principio la Torá plantea el objetivo de la creación: Que haya luz;
que con tu luz ilumines la oscuridad de la materia.) (La primera frase de
Bereshit suele traducirse como “al comienzo creó Elokim cielo y tierra”, lo que
vendría a establecer el orden cronológico de la creación: primero el cielo,
luego la tierra. Sin embargo, Rashi menciona que esa interpretación no se ajusta
a la gramática hebrea; y por ende el versículo de ningún modo plantea un orden
secuencial. Esta traducción se adapta al planteo de Rashi). (Que cielo antecede
a tierra es un indicador de que en la interacción espíritu – materia lo
primordial son los valores espirituales, aquellos que dan un sentido real a tu
existencia).
4 Vio
Elokim que la luz era buena y separó Elokim la luz de la oscuridad. (Elokim
separó y reservó la luz para deleite de los virtuosos en el Mundo Venidero)
5 Llamó
Elokim a la luz “día” y a la oscuridad llamó “noche”. Fue el anochecer y fue la
mañana, un día. (En los otros días de la creación dice: “Segundo día”, “tercer
día”, etc. Respetando la forma gramatical también aquí debió haber dicho “primer
día”. Sin embargo dice “un día” para resaltar que hasta aquí
Hashem estaba solo, era Uno. Pues los ángeles fueron creados
recién al segundo día). (“Fue el anochecer y fue la mañana” es el fundamento
del calendario hebreo, en el que el día no comienza por la mañana, sino al
atardecer de la víspera).
Segundo Día.
6 Dijo
Elokim: “Que se solidifique (lit.: “que haya”) el firmamento (-la atmósfera-) en
medio de las aguas, que separe las aguas (superiores) de las aguas (inferiores).”
(El cielo –al igual que todas las cosas- ya fue creado en el primer día, ahora
sólo le faltaba solidificarse).
7 Hizo
Elokim el firmamento y separó las aguas que estaban debajo del firmamento de
las aguas que estaban por sobre el firmamento, y fue así.
8 Elokim
llamó al firmamento “cielos”. Fue el anochecer y fue la mañana, (fin del) segundo
día. (“Cielo”, en hebreo, es shamáim, contracción de las voces esh -fuego-
y máim -agua-, significando que el cielo está compuesto de la antítesis
de ambos elementos. La unión de los opuestos es de un poder tal, capaz de dar
lugar a la más elevada de todas las cosas: el cielo. Unir y armonizar los
opuestos, allí radica el sentido de la vida).
Tercer Día.
9 Dijo
Elokim: “Que las aguas por debajo del cielo se junten en un área y que aparezca
la tierra seca”. Y fue así.
10 Elokim
llamó a lo seco “tierra”, y al conjunto de las aguas llamó “mares”. Elokim vio
que era bueno.
11Dijo
Elokim: “Que la tierra produzca vegetación: herbaje con semillas, árbol fruto
que produzca frutos de su misma especie (o sea, que el árbol mismo tenga gusto
a fruto, y a su vez que produzca frutos), cuya semilla esté en él; (que haya
eso) en la tierra”. Y fue así.
12 Entonces
la tierra produjo vegetación, herbaje que da semillas según su especie, y árbol
que produce fruto cuya semilla está en él, según su especie. (La tierra
desobedeció y no produjo árbol fruto—es decir, que el árbol mismo sea
fruto— sino tan solo “árbol que produce fruto”. Y por eso ella fue
castigada cuando Adam comió del fruto prohibido.) Y vio Elokim que era bueno. (En
todo este contexto, la expresión “vio que era bueno” debe interpretarse como la
finalización del acto de creación que se analiza).
13 Fue el
anochecer y fue la mañana, (fin del) tercer día.
Cuarto Día.
14 Dijo
Elokim: “Haya luminarias en el firmamento del cielo para separar el día de la
noche y que sirvan como presagios y para (establecer) las Festividades, los
días y los años. (Los eclipses de sol y de la luna son señal de una tendencia
desfavorable para el mundo, aunque no necesariamente condicionante. Cuando
Israel cumple la voluntad de Hashem queda a salvo de los males que los eclipses
pudiesen augurar).
15 Que
sirvan como luminarias en el
firmamento del cielo para alumbrar sobre la tierra. Y fue así.
16 Hizo Elokim
las dos grandes luminarias la luminaria mayor para regir el día y la luminaria
menor para regir la noche. Y (también creó) las estrellas.
17 Elokim las
estableció en la expansión del cielo para alumbrar sobre la tierra,
18 para regir
el día y la noche y para separar la luz de la oscuridad. Elokim vio que era
bueno.
19 Fue el
anochecer y fue la mañana, (fin del) cuarto día.
Quinto Día.
20 Dijo
Elokim: “Produzcan las aguas enjambres de criaturas (lit.: sheretz) vivientes
(o sea, los peces) y seres voladores que vuelan sobre la tierra, a través de la
expansión del cielo”. (De este versículo surge que las aves fueron creadas del
agua. Sin embargo, según surge del vers. En Gén. 2:19, resulta que fueron
creadas del barro).
21Elokim creó
también los gigantes acuáticos y todas las especies de pequeñas criaturas vivientes
(o sea los peces) con los que se colmaron las aguas. Y también, toda especie de
ser con alas. Elokim vio que era bueno.
22 Entonces
Elokim los bendijo diciendo: “Sean prolíficos, multiplíquense y colmen las
aguas de los mares. Y multiplíquense los seres voladores sobre la tierra”. (“Seres
voladores” alude a todo tipo de criaturas que vuelan).
23 Fue el
anochecer y fue la mañana, (fin del) quinto día. (Peces y aves son la creación
del 5° día. Los opuestos siempre se unen).
Sexto Día.
24 Dijo
Elokim: “Que saque la tierra criaturas vivientes, cada una de acuerdo a
su especie: animales (de ganado), seres que se arrastran (aludiendo a reptiles,
animales rastreros y pequeños animales) y fieras de la tierra, cada una según
su especie”. Y en efecto, así fue. (Todas las cosas fueron creadas el primer
día y luego fueron sacadas a luz en el día correspondiente. Por eso indica el
versículo “Saque la tierra criaturas” en vez de “produzca criaturas”,
pues las mismas ya existían desde el primer día; sólo que ahora debían ser sacadas
a luz).
25 Elokim
hizo las bestias de la tierra -cada una según su especie-, los animales (de
ganado) -cada uno según su especie- y todo ser que se arrastra por el suelo -cada
uno según su especie-. Elokim vio que era bueno.
26 Dijo
Elokim: “Hagamos un hombre a Nuestra imagen, según Nuestra semejanza, para que tenga
dominio sobre los seres acuáticos, sobre los seres voladores del cielo, sobre
los animales, sobre la tierra y sobre todo ser que se arrastra sobre la tierra”.
(“Hagamos”, en plural, puede a inducir a la falsa creencia de que
existiría más de un Creador. Cuando Moshé le hizo ese planteo a Hashem, Él le
respondió: Quienquiera pensar mal, siempre encontrará excusas para hacerlo. Más
bien, esta expresión viene a ser una lección de modestia para la humanidad, en
el sentido de que Hashem, con todo Su potencial como Creador del universo, al
momento de crear al hombre tuvo la humildad de aconsejarse con Sus
subalternos – los ángeles). (“Dominio”, en hebreo, puede leerse también como descenso,
indicando que si el hombre es meritorio tiene dominio sobre los animales; de lo
contrario, es inferior a ellos).
27 Creó
Elokim al hombre a Su imagen, a imagen de Elokim lo creó, varón y mujer los
creó. (“A imagen de Elokim” alude al rol del hombre como microcosmos, en
el convergen todas las fuerzas de la creación. A ti te fue conferida una
cualidad única: el libre albedrío. Puedes optar por conducirte en base a tu
mero instinto de supervivencia, igual que los animales; o bien puedes optar por
darle a la existencia un sentido ético-moral – igual que Hashem— y conducirte
en base a nobles principios).
28 Los bendijo
Elokim y les dijo: “Sean fecundos y multiplíquense, colmen la tierra, sométanla
y tengan dominio sobre los seres acuáticos, sobre los seres voladores del cielo
y sobre todo animal que se mueve sobre la tierra” (El hecho de haber sido creado
en último lugar, tiene para el hombre una doble lectura: Si estás comprometido
con objetivos de vida superiores – si estás comprometido con la observancia de
la voluntad de Hashem, que en definitiva constituye el mismísimo sentido de tu
existencia, eres entonces el rey de la creación, y como tal – para la obtención
de tus nobles objetivos- tienes a tu entera disposición la explotación de todos
los recursos naturales, que justamente por eso fueron creados antes que ti,
para estar sometidos a tu voluntad ni bien los requieras. Y por el contrario,
si no estás comprometido con la observancia de la voluntad de Hashem, incluso
el más insignificante insecto tendría derecho a recriminarte de qué te vanaglorias,
si incluso él fue creado antes. Y también una baldosa podría recusar tu derecho
a pisotearla, pues mientras ella cumple con la finalidad para la que fuera
creada, tú no).
29 Dijo Elokim:
“Miren, les doy a Uds. (como alimento) toda hierba que da semillas que está
sobre la superficie de la tierra y todo árbol que tiene en sí fruto de árbol que
da semillas. Ése será el alimento de Uds. (O sea, sólo la vegetación podían
comer, pero no carne de animal. Ésta le fue permitida al hombre recién después
del diluvio).
30 Y en cuanto
a todo animal de la tierra, todo ser volador del cielo y todo ser que se arrastre
sobre la tierra (o sea todas las criaturas) que tienen en sí espíritu de vida, su
alimento será toda la vegetación”. Y así fue.
31 Vio
Elokim todo lo que había hecho, y resulta que era muy bueno. Fue el anochecer y
fue la mañana, el sexto día. (El artículo “el” en hebreo es la letra he,
v, cuyo valor es 5, significando que Hashem condicionó la
creación a la aceptación por parte de Israel de los 5 Libros de la Torá).
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