Parasha
Bereshit: Capitulo 2.
El Shabat.
1 Así,
fueron completados el cielo, la tierra y todos sus componentes.
2 En el séptimo
día Elokim terminó toda la obra que hizo, y cesó en el séptimo día de toda la
obra que hizo. (Elokim creó el descanso). (El Shabat trae consigo el descanso.
Se refiere al descanso productivo, aquel que te permite evolucionar
espiritualmente, re-examinando tu conexión con Hashem).
3 Bendijo
Elokim el séptimo día y lo declaró sagrado, pues ese día Elokim cesó de toda Su
obra que efectuara para hacer. (Las expresiones “efectuar” y “hacer” aluden a
que en el sexto día Elokim hizo doble trabajo, para “evitar trabajar” el séptimo
día, dándole así a ese primer Shabat el rol de antecedente de todos los Shabatot
del pueblo Judío a lo largo de toda la existencia). (La expresión “para hacer”
alude a la posibilidad que Elokim le otorgó al hombre de ser un actor viviente,
partícipe y socio de la creación, para que con sus actos de bien se perfeccione
a sí mismo y al medio circundante en aras de potenciar al máximo su relación
con Él. Ésa es precisamente la función del hombre en el mundo como “ser creado
a imagen de Elokim”).
El hombre en el Jardín de Edén.
4 Ésas
son las crónicas del cielo y de la tierra cuando fueron creados, el día que
Hashem, Elokim, hizo tierra y cielo. (De la paráfrasis del versículo resulta
evidente que Hashem hizo toda la creación en un solo día – el primero -. Y
después, en los cinco días restantes, terminó de perfeccionar y ubicar a cada una
de las criaturas en su lugar).
5 Ningún
arbusto silvestre existía aún en la tierra y ninguna hierba silvestre había
brotado todavía, pues Hashem, Elokim, no había hecho llover sobre la tierra y
no había hombre para labrar el suelo.
6 Un
vapor ascendió de la tierra y regó toda la superficie del suelo.
7 Hashem,
Elokim, formó al hombre del polvo del suelo e insufló en sus narices el aliento
de la vida, entonces el hombre se transformó en un ser viviente. (La palabra vaiitzer,
“formó”, está escrita con dos letras iud, aludiendo a la doble vida: la
de este mundo y la del Mundo Venidero).
8 Hashem,
Elokim, plantó un jardín en Edén (“Encanto”, en hebreo), al este, y ubicó allí
al hombre que había formado. (Al este del Edén plantó el Jardín).
9 Hashem,
Elokim, hizo brotar del suelo (del Edén) toda clase de árbol agradable a la
vista y bueno como alimento. Y también del Árbol de la Vida en medio del Jardín
y el Árbol del Conocimiento del bien y del mal (el versículo no se está
refiriendo a la creación de los árboles en general, sino a árboles de una
calidad diferente: los árboles del Edén).
10 Un río
fluía de Edén para irrigar el Jardín y de allí se dividía formando cuatro
brazos.
11 El
nombre del primero es Pishón (¿Nilo?, ¿Ganges?), el cual rodea toda la tierra
de Javilá (¿India?), donde está el oro.
12 El oro
de aquella tierra es bueno. Allí hay cristal y piedras preciosas.
13 El
nombre del segundo río es Guijón (¿Nilo Azul?) que rodea toda la tierra de Kush
(¿Etiopía?).
14 El
nombre del tercer río es Jidékel (Tigris), el cual corre al oeste de Ashur (Asiria),
y el cuarto río es el Perat (Éufrates).
15 Hashem,
Elokim, tomó al hombre y lo puso en el Gan (Jardín) Edén (o sea, lo persuadió a
entrar al Jardín) para que lo labrara y lo guardase. (El universo es el Jardín
de Hashem y la función del hombre es preservarlo con sus buenas acciones).
16 Hashem,
Elokim, le ordenó al hombre diciendo: “De todo árbol del Jardín podrás comer libremente,
17 pero el
árbol del conocimiento del bien y del mal no podrás comer, porque el día que de
él comas, morirás”. (O sea, “a partir del día que comas de él, deberás
enfrentarte con la muerte”).
18 Y dijo
Hashem, Elokim: “No es bueno que el hombre esté solo (pues podría ser
considerado una deidad), le haré una ayuda compatible para él” (lit.: “una
ayuda frente a él”: Si el hombre es meritorio, su esposa le será una
ayuda. Si no lo es, estará enfrentada a él).
19 Hashem,
Elokim, formó de la tierra todo animal silvestre y todo ser volador del cielo y
los presentó al hombre para ver cómo los llamaría. (Aquí leemos que los seres
voladores fueron creados de la tierra, mientras que en Gén 1:20 leemos que
fueron creados del agua. De la combinación de los versículos se infiere que
fueron creados del barro). El nombre que Adam le dio a cada criatura viviente,
ése es su nombre (para siempre).
20 El
hombre asignó nombres a todos los animales, a las aves del cielo y a todas las
bestias del campo, pero para el hombre no encontró una ayuda que le fuera
compatible. (Adam necesitaba de una pareja, al igual que las demás criaturas,
pues sólo así uno llega a realizarse como ser a imagen de Hashem, al poder
entonces concebir y “crear” vida como Él). (El relato continúa en Gén. 3:20).
La mujer.
21 Hashem,
Elokim, hizo caer un profundo sueño sobre Adam (el terráqueo), y así
éste se durmió. Entonces (Hashem) tomó uno de sus lados y cerró con carne
en su lugar. (El primer humano tenía forma de hombre de un lado y forma de
mujer el otro. Rashi señala que en este acto Hashem separó un lado del
otro).
22 Del
lado que Hashem, Elokim, tomó de Adam construyó una mujer y la presentó ante el
hombre.
23 Dijo
Adam: “Esta vez, hueso es de mis huesos y carne de mi carne. Ésta será llamada ishá
(mujer), porque del ish (varón) ha sido tomada”.
24 Por
eso, el hombre deberá dejar a su padre y a su madre para unirse con su mujer. Y
serán una sola carne. (La carne del hombre y de la mujer alcanzan su máximo
nivel de unificación a través del fruto de su unión: el hijo).
25 Estaban
ambos desnudos, el hombre y su mujer, pero no se avergonzaban (Aún no existía
el concepto del mal del cual habrían de avergonzarse).
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